
Creatividad e innovación en el entorno educativo
“En todo el mundo, compañías y organizaciones están tratando de competir en un mundo de cambio económico y tecnológico que está moviéndose más rápido que nunca. Conforme el eje cambia hacia labores intelectuales y servicios, necesitan con urgencia personas creativas, innovadoras y flexibles. Con frecuencia no pueden encontrarlas.” Sir Ken Robinson, Out of our Minds: Learning to be creative
Esta es una de las premisas de las cuales parte Sir Ken
Robinson en su libro Out of our Minds: Learning to
be creative para
hablar de la urgencia de incentivar la creatividad en la educación. En este
libro analiza cómo actualmente la educación tradicional se enfoca fuertemente
en el desarrollo de habilidades técnicas, dejando de lado la importancia de
fortalecer áreas que promuevan la creación.
Es común pensar que la creatividad es una habilidad nata y que algunos la tienen y otros no, sin embargo cada vez que entramos a un salón de clases de educación básica es sorprendente como todos los niños usan su imaginación. ¿Por qué se pierde esta habilidad? Sir Ken objeta que se debe a que conforme los niños crecen, su educación se torna más práctica y menos creativa, hay una división entre las artes y las ciencias, donde las ciencias son asociadas con la verdad y la objetividad y las artes como algo que hacemos con sentimientos, emociones e intuiciones.
Esta marginación puede recaer en desatender otras habilidades: muchos estudiantes terminan la escuela sin haber explotado un potencial que no saben que poseen debido a que su entorno educativo no les ayudó a identificarlo y cultivarlo. Al momento de insertarse en el mundo laboral sus oportunidades para ser agentes de cambio se ven reducidas, en gran medida porque no se reconocen a sí mismos como personas innovadoras, porque no fortalecieron sus habilidades como creadores, líderes o pensadores.
Recientemente la agencia norteamericana de investigación Latitude realizó
un estudio con niños de hasta 12 años en el cual se les pedía que dibujaran una
nueva tecnología, servicio o producto de su interés. Entre sus resultados clave
se encontró que el 31% de las tecnologías propuestas por los niños eran una
herramienta o plataforma para crear algo. “Es interesante notar que este
impulso por crear, y la expectativa de que la tecnología facilitará la
expresión creativa, estaba muy poco identificado por los padres”, cita el estudio.
Este y sus demás resultados son sorprendentes.
Por CLASE 2010.